La iniciativa Genius Hour (Hora del Genio) permite a los estudiantes dedicar parte de su tiempo académico a investigar, reflexionar, crear y compartir ideas y proyectos alrededor de lo que cada uno quiera aprender o perfeccionar. En este sentido, podríamos considerar que es un tipo de proyecto 100% personalizado y basado en el interés de cada alumno.

¿Dónde y cómo surge esta idea? La Hora del Genio es una idea surgida en EE.UU. en torno al mito de que a los trabajadores de Google se les permitía emplear el 20% del tiempo de su jornada laboral a trabajar y experimentar sobre cualquier proyecto o idea que ellos quisieran. Por eso, algunos docentes también se refieren a esta iniciativa como 20% Time Projects (Proyectos del 20% del Tiempo).
Y esto, ¿qué tiene que ver con mi trabajo en el aula? Llevada a nuestros centros, permite dedicar parte del tiempo escolar a desarrollar proyectos basados en la curiosidad y el aprendizaje auto-dirigido. Los alumnos tienen un mayor control y autonomía sobre lo que quieren investigar, cómo hacerlo y sobre qué tipo de producto, presentación o resultado va a surgir del tiempo dedicado a este aprendizaje. Como podéis imaginar, este modelo se apoya en la motivación intrínseca de los alumnos, potenciada por la propia pasión hacia el tema sobre el que ellos deciden aprender.
Muchos docentes han escrito sobre la Hora del Genio, destacando algunos principios que deben guiar este enfoque en el aula: marcar un propósito u objetivo, investigar en profundidad sobre un tema, dar mucho espacio al diseño y a la creatividad, conexión entre alumnos y “expertos”, aprender con voluntad de crear algo, aprendizaje auto-dirigido y auto-gestionado, el docente como facilitador del desarrollo del proyecto.
¿Cómo lo llevé a mi clase? Por primera vez en 2017, conseguí implementar con éxito la Hora del Genio con mi grupo de 23 alumnos de 4º de Educación Primaria. Decimos destinar a esta iniciativa entre 1 y 2 horas de clase una vez por semana (normalmente los viernes), durante un período de unos dos meses y medio. En este sentido, me pareció que el último trimestre del curso era un buen momento por dos motivos. Por un lado, había podido trabajar de antemano con los alumnos ciertas habilidades y destrezas necesarias para afrontar este tipo de proyectos con éxito. Por otro lado, resulta un proyecto muy atractivo con el que terminar el curso escolar.
¿Cuáles son esas habilidades o destrezas clave? De manera constante y decidida, dedicamos todo el curso a realizar diversas investigaciones, marcar objetivos, aprender a seleccionar información relevante, gestionar el tiempo, autoevaluar el trabajo y los resultados, ayudar a los demás y buscar ayuda cuando lo necesito. Además, los alumnos también aprendieron a trabajar con soltura empleando herramientas digitales de trabajo colaborativo. En este sentido, utilizamos el entorno que Google ofrece para centros educativos.
¿Cómo lanzar el proyecto? Preparé una presentación motivadora entorno a las siguientes preguntas: ¿Sobre qué aprenderías si pudieses elegir? ¿Te gustaría crear o construir alguna cosa? Si tuvieses tiempo, ¿sobre qué querrías investigar? ¿Te gustaría aprender de algún experto o profesional? Una mañana, al empezar el día, les sorprendí con la presentación en el momento que destinamos a la asamblea. Aprovechando ese contexto de emoción y curiosidad, lancé la idea de la Hora del Genio y, entre todos, debatimos ciertas premisas que debían cumplirse:
- Cada alumno elegiría un tema sobre el que investigar. Si fuese necesario, pediría ayuda a docentes y familiares para centrar o acotar dicho tema.
- Dedicaríamos las primeras semanas a investigar de diferentes fuentes (internet, libros, revistas, personas de referencia, etc.).
- Registraríamos toda la actividad investigadora en un documento compartido por internet para facilitar el seguimiento y las sugerencias por parte del profesor.
- La investigación debía orientarse a la creación de algún tipo de producto final, ya fuese un objeto tangible o algún tipo de exposición acerca del tema que se ha investigado.
- El proyecto debía realizarse principal y mayoritariamente en clase (como así fue en torno al 90-95% de trabajo que hicimos).
- Invitaríamos a las familias a colaborar en clase durante la fase final de creación de los productos a exponer.
- Toda la clase ayudaría a preparar una gran exposición final en la que presentaríamos nuestros trabajos a todos los compañeros del cole y a nuestras familias.
- Evaluaríamos el trabajo en base a 3 ejes: una autoevaluación sobre todo el proceso (investigación y creación), una breve encuesta completada por algunos compañeros de otros cursos al visitar la exposición, y un breve comentario de docentes y familiares tras visitar la exposición.

¿Cómo lo llevamos a cabo? Dedicamos las primeras semanas a centrar el tema y a investigar en clase. Todo quedaba registrado en un documento compartido a través de internet. Como es normal, a algunos alumnos hubo que ayudarles más que a otros a elegir o centrar su objeto de estudio. En general, todos estaban trabajando con objetivos claros a partir de la tercera sesión.
El gran reto de este proyecto es ir dando respuesta a las diferentes y múltiples necesidades de todos los alumnos. Es este sentido, la flexibilidad y el seguimiento fueron la clave para lograr el éxito. De media, necesitamos unas 4 ó 5 sesiones para completar la fase de investigación. Durante este tiempo, dedicaba unos 5 minutos a escuchar a cada alumno hablar sobre el punto en el que se encontraba, proporcionarle sugerencias, marcar objetivos a corto-medio plazo sobre los que seguir trabajando, y a realizar anotaciones sobre el progreso de cada uno. Obviamente, gracias a trabajar en entornos digitales compartidos, también pude realizar una parte importante del seguimiento online.
En la siguiente fase, la de elaboración de los productos finales a presentar en nuestra exposición, quisimos involucrar a las familias en todas las sesiones de trabajo. Para ello, elaboramos un calendario con las horas dedicadas al proyecto. Los padres y madres fueron anotando su disponibilidad para venir a colaborar a clase, marcándonos un máximo de 3-4 adultos en el aula por sesión.
Dedicamos alrededor de 5 ó 6 sesiones a la elaboración de las presentaciones o producto final. Cada alumno pudo ir tomando todo tipo de decisiones desde el lanzamiento del proyecto. En este caso, el material a exponer también fue decisión exclusiva de cada uno de los niños y niñas. Como mencionaba anteriormente, durante este período de tiempo contamos con familiares de los alumnos ayudándonos en todas las sesiones.
Finalmente, no podemos olvidarnos del gran valor extra que le otorga al proyecto el poder montar una gran exposición con todo lo creado. Los alumnos se convierten en expertos por un día, sintiéndose orgullosos de su trabajo y deseando transmitir todo lo aprendido. Además, vale la pena recordar que es un momento importante de evaluación contextualizada y real. Es decir, los estudiantes enfrentan sus creaciones y su aprendizaje a un público externo que les hará preguntas y cometarios.
Como muestra de la diversidad de intereses, aquí podéis ver algunos ejemplos de los proyectos elaborados ese año:






Sigue el siguiente enlace si quieres ver otro ejemplo de la Hora del Genio, esta vez en alumnos de 6º de Educación Primaria y organizada en trabajo por equipos: Proyecto The Ocean Race.